Guadalajara, Jal. 07 de octubre de 2009

NITRÓGENO Y FÓSFORO IMPACTAN CALIDAD DEL AGUA

 

Durante la sexagésima octava reunión del Consejo Académico del Agua, el profesor José de Jesús Olmos Colmenero, del Centro Universitario de los Altos de la Universidad de Guadalajara, señaló que los altos niveles de generación de fósforo y nitrógeno que produce la industria agropecuaria en Jalisco durante sus procesos productivos impacta negativamente a los cuerpos de agua en la entidad.

Indicó que la presencia de Fósforo en los cuerpos de agua  propicia la presencia de maleza acuática, mortandad de especies vivas, así como la reducción de oxigeno en el agua, mientras que los nitratos un compuesto del Nitrógeno en grandes cantidades en el vital líquido puede originar efectos cancerígenos en la población.

La zona de los Altos de Jalisco lugar donde se ubican los municipios de Acatic, Valle Guadalupe, Jalostotitlán, San Juan de los Lagos, San Julián y San Miguel El Alto, entre otros, son líderes en la producción de leche, huevo y cárnicos, por ello, los residuos que dejan de sus procesos de producción tales como las heces fecales de los animales, son un factor contaminante  que pueden reducir  la calidad  del agua, si son descargados a los cuerpos acuíferos y no tienen un manejo adecuado de ellos la industria agrícola.

“A pesar de que un sistema de producción no se encuentre  cerca de un cuerpo de agua, las lluvias  contribuyen a que los nutrientes se escurran y lleguen fácilmente a los arroyos o ríos” indicó Olmos Colmenero.

Sólo para ejemplificar, en el caso de la industria lechera en donde la vaca genera Nitrógeno y fósforo de su proceso lácteo, en el primer caso sólo aprovecha entre el 25 y 35 por ciento del hidrógeno que produce y del Fósforo  usa el 40 por cierto, mientras el resto se desecha a través de sus excretas.

Olmos Colmenero concluyó que el sector agropecuario debe de cambiar su cultura e implementar tecnología para aprovechar las heces fecales de los animales para generar composta que puede ser utilizada como abono en los terrenos de producción agrícola, además de poder producir energía eléctrica y gas, que se traduce en ganancias para el sector y las empresas familiares.